Cómo quitarte de encima a “Karens” con un plan de acción eficaz.
3 aclaraciones previas:
A mi entender, un/una Karen no depende del género.
Si eres Karen hombre (o lo pareces), y montas el pollo, lo mismo te cae una guantá. De ahí que se vean menos.
De pasar a la violencia, lo que te cuento no vale.
Y ahora, la definición de Wikipedia, antes de entrar en harina:
«Karen» es desde principios del siglo XXI un término peyorativo […]
[…] para referirse a una irritable mujer que cree tener el derecho a exigir más de lo que es apropiado o necesario. Un estereotipo común es el de una mujer de mediana edad que se cree con el derecho de tener lo que quiera, aun cuando para lograr su objetivo debe pisotear a los demás. Otras descripciones incluyen pedir «hablar con el gerente», […]
[…] quejarse por todo […]
[…] que simplemente hace escándalos en público por motivos absurdos.
A poco que salgas de casa, te habrás dado cuenta que el término se escapa de “mujeres de mediana edad”.
Y de no verlo: o sales poco, o tu entorno está formado de ángeles encarnados, … o Karen eres tú.
Todos (o casi), somos susceptibles de aguantar a una Karen, pero las personas sobreimplicadas más:
Si se deja caer por tu trabajo y es cara al público.
Si tienes a Karen por compi de curro.
Si está entre tus amistades o se te acopla un día.
Si es familia directa (uff) o política.
Si compartes u optas a un recurso que desea Karen.
Si te pilla en la onda expansiva de ira:
desmedida (sobre la teórica ofensa),
descontrolada (tratar de razonar, da combustible) y
desproporcionada (que el tema no es pa’tanto).
Si estuvieras en 1º de desarrollo personal, podrías decir que Karen es tóxica. Pero como me lees, sabes que lo que es tóxica es su actitud.
Con un muy mal día, lo mismo sale la Karen (o el Kraken) a ti, a mí y al Rey Emérito. Y no quita que tú y yo, seamos maravillosos el resto del tiempo.
Por simple estadística te vas a encontrar con una situación de Karen Attack.
De correr mucho riesgo de exposición, mejor que te prepares, ¿no?
Te ofrezco un plan de acción, a matizar por ti, según la situación:
Lo primero es acordarse de respirar con tranquilidad.
Que por muy requetedicho, no es menos importante y si no lo haces a propósito, se te olvida.
Es algo que te conecta con tu cuerpo, te permite conocer qué emociones estás teniendo y gestionarte mejor.
Pon el cuerpo grande y relajado a la vez: pecho abierto y las manos con las palmas hacia arriba, sin tampoco parecer un Hare Krishna.
Pide con educación que hable más despacio.
Casi siempre hablará también más bajo.
Minimizar que afecte a terceros (clientes, compañeros, otros familiares,…).
Trata de “contener” la fiesta que te monta, en un apartao.
Tal y como están las cabezas, mejor que tengas testigos… por si las moscas, pero no tienen que sufrir todo el tema.
No alimentes la discusión.
Valida su estado emocional, por muy loco que parezca.
¿O te has calmado alguna vez cuando alguien ha dicho “¡¡Cálmate!!”? Pues eso.
Mejor cosas del tipo: “Veo que tienes un gran enfado”, “Entiendo que para ti, esta situación es muy grave”,…
Si no tienes la peli clara: “¿Qué piensas que ha ocurrido? A ver si puedo entender tu punto de vista”, o “¿Me puedes contar qué crees que ha pasado?”.
El objetivo es que te cuente, dejando claro que es su faquin version, no la realidad.
A todos nos encanta ser escuchados, es lo más cercano al amor que hay.
Joer, pues que parezca que escuchas, pese a que te desalinee los chacras.
Pinchando, tienes una guía avanzada. Y aquí un recopilatorio de artículos relacionados.
De no saciarse su necesidad de protagonismo, habría que dar un poco de cera.
Parafraseando: “Si te he entendido bien, me has dicho que tú piensas/sientes que…”.
Y extraer la 2ª intención positiva para Karen (la primera es “aparecer”): “Y claro, no quieres que… te den algo de mala calidad / parecer idiota / que te falten al respeto…”
Que Karen se ponga, como Melendi subiendo a un avión, no quita que pudiera tener razón en algo.
Actúa en consecuencia.
Validar esto, puede aplacar fieras.
Aquí tocarían un montón de técnicas de asertividad, que ya haré algo de eso.
Pero tatúate esto:
“Entiendo lo que me dices/piensas/sientes, pero ___”,
“Me siento ___ tal y como va la conversación, te pediría que ___”,
“Puede que tengas razón y sea ___, pero quiero ___ “,
“Gracias por tu punto de vista, pero no ___ “ y
“Mi límite personal/regla de la empresa/… es ___ y no puedo ir más allá”.
De insistir mucho: “La conversación está subiendo de tono y la vamos a terminar por el momento”.
Énfasis en la conversación (que nunca discusión, riña, enfrentamiento o pelea), dejando fuera que sea responsabilidad de Karen, para no echar el butano al fuego.
Si se torna imparable, intenta postergar la conversación a un momento justificado (que dudo que te funcione), algo del estilo: “Lo lamento, ahora no puedo hablarlo, pero a la tarde/mañana/…”.
O proponer una mediación, que depende del contexto, puede ser desde la hoja de reclamaciones a la policía (o los GEOs).
De no poder más con El Show de Karen, retirarse o colgar la llamada con un: “Me niego a hablar en estos términos“.
Que lo importante es que te protejas.
Si la cosa se pone violenta, cambia tanto que mejor tires de instinto.
Y ojo-cuidao!!! Si alguien se vuelve agresivo físicamente, lo habitual es que lo haga más veces.
Toma medidas porfa.
Como hay muchos casos, y ya eres muy inteligente por leerme, te lo dejo a tu criterio.
También cuéntame si tienes alguna fórmula infalible, que lo añado.
Pero si se te siguen haciendo bola estas situaciones o similares, siempre puedes escribirme y lo hablamos, para ello:
1º te suscribes en el cajetín al final del artículo (por política de privacidad y hacer filtro).
2º me contestas a cualquiera de los emails que te mande.
Un abrazo,
Manu
PD : Esto se lo mando a mis suscriptores.
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