El síndrome del Caballero (andante) Blanco y cómo es mejor que no te hagas el guay con ello.

 
 

Es otro síndrome de sobre-implicación emocional, el masculino por excelencia.

Yo primero es diferenciar el matiz entre:

- el síndrome del Caballero Blanco, que se da más en los hombres y va de proteger…

- y el síndrome de Wendy, de hace unas semanas, que es más frecuente en mujeres y va más de servir…

La sociedad y sus estereotipos culturales, marcan la orientación principal, pero no son cajas estancas en género u orientación sexual.

Se caracteriza más por ayudar salvando, y en concreto, rescatando.

Viene con una antena de necesidades ajenas, pero se olvida de las suyas, salvo la de querer sentirse útil a tus ojos, querido y necesitado en tu corazón. 

Tiene ansia viva de ayudar, lo que distingue a una buena persona, de uno que se lo tiene que hacer mirar.

A ver, nada malo en abrir la puerta a una persona que lleva las manos ocupadas, socorrer en un accidente o sacar de apuros a un amigo… no dejes de hacer eso, porfa.

Los básicos de la ayuda:

El tema es que se salta los básicos de la ayuda (como un político la decencia):

Solicitada (salvo el socorrer, porque la persona no pueda pedirla).

Se te queda el culo torcido cuando solo te estás quejando por algo, y van, y te ponen ungüento y tirita. Sin una demanda previa, infantiliza.

Proporcionada (no ir a freír un huevo y a arropar a la anciana que ayudaste a cruzar la calle).

Que exagero, pero hay quien se pasa, y también, termina infantilizando al otro.

Es muy habitual que se termine dando demasiado y que al salvador le duela como una inspección de hacienda.

Sin que tenga que ser compensada

Salvo que se acuerde un préstamo o retribución, la ayuda es altruista (ya te vendrá por otro lado).

Aquí el Caballero Blanco se frustra si no tiene su chute de reconocimiento (y hay quien las pasa como Belén Esteban en una biblioteca).

Sin atentar contra las bases del ayudado.

Por ejemplo, que tercie en las disputas del otro. Terminado en trifulcas familiares o laborales, que atentan contra los valores o dañan los sistemas de relaciones.

Vamos, que te la líe como Froilán y el abuelo en un after.

Cuando se pierden estos principios, la ayuda se vuelve intrusiva e incómoda.

Que trata a la persona de víctima, necesitada de un héroe.

Juntándolo todo:

El síndrome del Caballero Blanco es:

En el que la persona tiene una necesidad crónica y compulsiva por rescatar a otras personas de sus problemas, llegando a pasar por alto sus necesidades reales, límites y capacidad de acción.

La ayuda puede ir desde los consejos, a adquirir obligaciones, pasando por los sacrificios personales. Sintiendo gran culpa de no poder ejercerla. 

De leído suena bien feo, como el discurso de un alcalde, pero socialmente está bien visto.

Su origen (cómo no), está en la infancia, por diferentes causas que llevaron a una falta de apego saludable.

Que puede verse reforzado por abandonos en relaciones en edad adulta.

Y, el historial de afectos sin corresponder, hacen que se despierte la sensibilidad al dolor ajeno.


Un apunte: 

El White Savior (quien se hace la foto “ayudando” en situaciones dramáticas), busca el aplauso social de hacer “lo moralmente superior”. Para inflar un ego narcisista.

Y se diferencia del Cavallero Blanco en que su búsqueda va más por afianzar su propio autoconcepto de “digno de amor”

 

En pareja:


A estas alturas, no se te habrá escapado que el halo de caballerosidad (blanco semblante, sobre blanco corcel, deslumbrante él), también se extrapola a las relaciones afectivas:

- Durante la “conquista” para deslumbrar a su pretendienta (desde su rol idealizado sacado de las pelis), se pretende tener una posición de poder (que viene del miedo a ser indigno y abandonado).

De ahí que se quiera generar una deuda emocional, a base de favores, para que se compense con el amor de su doncella en apuros.

Y esto con la independencia del género y orientación de cada uno de los implicados.

- Una vez en pareja, la infantilización lleva fácil a hacer de papá… y eso tarde o temprano no te pone. Y, sin embargo, mira este enlace.

- La deuda (solicitada o no), genera expectativas, en ocasiones excesivas. Te reclamará más de lo que en realidad querías dar.

- También se dan casos en que la posición de poder y de “cuidar”, hace caer en sobreproteccióncelos, “intervenciones” no solicitadas en decisiones, finanzas, relaciones de amistad o familia, trabajo,… Y, en caso de ser una pareja de hombre que hace de menos a la mujer, machismo



Comportamientos observables:

Los más frecuentes (con eneagrama en sus comportamientos menos “lúcidos”):

1Idealista: con fuertes creencias de que el comportamiento correcto es este y no otro.

2Empático: el más experto en saber lo que te pasa y el más necesitado en desequilibrarte la balanza a su favor.

3Fascinador: con una mayor necesidad de aparentar, toma muchas y deslumbrantes máscaras para ello.

4Nostálgico: con más foco en sacar tus dramas, te generará uno si no haces ver su valor.

5Estructurado: menos implicado emocionalmente, te dirá qué y cómo hacerlo, dejándote la acción a ti. 

6Fiel: te llevará al fin del mundo, pero exigirá lealtad sin fisuras.

7Vivaz: tratará sacarte del problema, evadiendo el dolor que produce, necesitando salir rápido de las situaciones incómodas.

8Blindado: da soluciones drásticas, su abrazo puede ser el más opresivo.

9Impasible: muy estable en tu tormenta, se separará poco de su camino.

Hay matices y mucho más que contar, pero no tenemos todo el día.


Si te ayuda de continuo uno de ellos, vas a tener:

Resentimiento: al abrumarte de tanta ayuda o sobreprotección, y no poder devolverlo, generará conflictos y tensiones. La falta de equidad no es saludable. Una relación de poder desequilibrada, no se sostiene a largo plazo.

Resignación: vives una sensación de dependencia y falta de control, autonomía y opciones. 

Decrecimiento personal: el infantilismo y victimismo que te produce, lleva a una indefensión aprendida y a no poder resolver tus propios problemas (desempoderamiento).

Aislamiento: El Caballero eclipsa las relaciones, y en comportamientos más insanos, trata de alejar a amigos y familiares, lo que puede llevar al aislamiento social y a debilitar (o perder) tus relaciones importantes.


Mini-test del síndrome del Caballero Blanco:

🔲 No poder estar sin dar consejo no solicitados (no en plan cuñao, de buen corazón), o dar ayuda sin petición previa.

🔲 Al no poder ayudar, sentir más culpa que Greta Thunberg en un McDonalds.

🔲 Buscar amistades íntimas o parejas dependientes, a las que se puedan “remendar”, y que te moleste si ya no te necesitan.

🔲 Cuando rechazan tu ayuda, te duele como las 100 subidas de impuestos.

🔲 Anteponer a tus necesidades las de otros.

🔲 Temer (más que un político la revisión de su móvil) el abandono y la pérdida de la reputación de “salvador”.


¿A quién sí debería salar el Caballero Blanco?

Está claro, así mismo.


Ni dos sillas de dos patas hacen una buena, ni relaciones desde hacer pequeño al otro funcionan.

Pese a que te puedan parecer bien algunos comportamientos (fundados en valores, tradición y respetabilidad), estas dinámicas también duelen mucho a quienes las practican.

No se priorizan, se desgastan, se sobreimplican, se culpabilizan, tienen miedo a la pérdida del control, al abandono, a la soledad, a sentirse indignos,… 

Vamos, que prefiero verme el Especial de Navidad a diario.

Una vida y unas relaciones desde ahí no gustan… puede que de miedo soltarlo, por ser algo no explorado, pero no es justo para ti y los otros.

Para salir de ahí, hay que hacerse íntimo de la soledad, encontrar los límites (propios y ajenos) y demostrarte que te pueden amar sin necesitarte.

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Y vemos si somos el tándem para lograrlo.

Un abrazo,

Manu

PD 1: Yo mismo tendía hacia este síndrome y me pensaba que era guay eso de hacer honor a mi apellido con ello… 

Bobás y tontás!!!

Desde uno estando bien, se tienen mejores relaciones y vida personal.

PD 2: Más sobre relaciones personales en el enlace y de  sobreimplicación en este otro enlace.

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Coach, facilitador y formador en desarrollo personal. Servicios para particulares y empresas.

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