Caso real: un objeto en tu llavero (y su explicación), pueden renovar tu concepto sobre ti.
Hay muchas cosas que pasan en sesión, que merecen ser compartidas, aquí tienes esta jugosísima (y que bien podría ser de pago).
Al lío.
Angustiada me contaba el maltrato que se daba con las comparaciones.
Las fuquin comparaciones, el daño que hacen.
Lo habitual, es que sean comportamientos interiorizados.
Algo que nos sueltan los padres y que nuestro peque se lo traga.
Dándose más latigazos que en un comité de esos de cuero y licra, para tratar de llegar al ideal de los padres primero, y al introyectado después.
¿Y por qué harían ellos eso de compararte?
Por pensar que es un elemento de motivación.
En el enlace te explico que es el castigo positivo.
Este sufrir, no viene de medirse entre iguales:
- Se vive desde salir siempre peor en la foto.
- De que el césped del vecino siempre sea más verde.
- Vamos, todo lo contrario de un político, que se ve siempre mejor que el de enfrente.
SITUACIÓN
En el caso que nos ocupa:
1.- Lucha de Gigantes.
En el Street Fighter de confrontarse, siempre tocaba contra Gigantes…
¿O es que los inflaba?
¿Algunos serían solo Molinos que mueve el viento?
- Se comparaba con la nariz de fulanita (que no con el resto del físico).
- Se comparaba con la supuesta simpatía de menganita (que no con el resto de su personalidad).
- Se comparaba con las notas de mates de zutanita (que no con el resto de materias y conocimientos).
La parte por el todo.
¿No es normal que siempre te gane alguien en algo?
Pues claro, pero tú tendrás tus cosas y los otros las suyas, ¿no?
¿O vamos a echarnos por tierra TODA nuestra persona, por no ganar a TODOS en TODO?
Parece de cajón de madera de alcornoque, pero sabes que no es tan loco.
Cuando algo no te gusta de ti lo ves hasta en la sopa.
2.- Me dejaba llevar por ti.
Otra forma es alterar el objeto observado.
Ella pierde por empezar con kilómetros de desventaja.
Con espejos del pasaje de la feria pa’ti y filtros de Instagram pa’l resto.
Es que, si decía:
“Por lo que me cuentas, veo asimetrías en tus comparaciones”
Podría dejarla fría como moco de pingüino, por lo que puse esta metáfora para que me la validase:
“¿No se te parece a un embudo, con la parte ancha pa’otros y la estrecha pa´ti?”
A la vez que muevo las manos describiendo un círculo grande en un lado y otro pequeño en el contrario.
Cuando ha contado varios ejemplos y he devuelto preguntas del tipo:
- “¿En todo?”,
- “¿Siempre?” o
- “¿Estás segura que eso es así?”
… pues como que ya se advierte por dónde voy.
CONSCIENCIA
Pero claro, con el momento ajá, muchas veces no vale.
Si el impacto emocional no ha sido fuerte como una inspección exhaustiva de Hacienda, hay que darle muchas veces, como un político con su falsa matraca.
Que casi seguro que teoría te sabes, pero la práctica… de aquella manera.
Hay que fijar una impronta.
Necesitó algo más que el cambio de observadora.
Un disparador que refuerce el camino neuronal recién descubierto.
Que ayude a recordar la imagen de las manos haciendo dos círculos de distintos tamaños cuando se compare.
CONSISTENCIA
Se busca ahora el dale que te pego.
Y por repetición hay que acortar el espacio entre empezar a compararse y saber que eso es caca de la vaca.
Que esas generalizaciones, distorsiones y/u omisiones, duelen y mucho.
Que no se las merece.
Que no necesita ser como nadie para ser digna de cariño. Su propio cariño.
ANCLAJE
Ahí es donde entra el objeto físico, la cosificación.
El embudo (bueno, embudito).
Le doy uno de esos de llenar botecitos.
Pido que lo lleve con las llaves, en el bolso, en un sitio relevante.
Déjate del espejo y el frigo, que joda llevarlo (tranqui que dolerá menos que compararse), que sea imposible de ignorar.
Se transporta embudo y metáfora, para:
- Que haga física su “asimetría”.
- Que toque la parte ancha y sienta su textura.
- Que mire la estrecha y aprecie los colores y matices.
- Que sienta la diferencia entre sus lados… y recuerde.
¿Qué crees que va a pasar si tienes esto más presente?
¿Será (o no) más fácil de cuestionarte la comparación?
Y aquí es donde se hace mucho daño la gente.
Creyendo reels donde meten el dedo en la llaga y esconden la mano.
Te tiran la piedra en la herida, la que no saben manejar y ahí se queda.
Culpabilizándote por tener comportamientos dañinos:
- Te causas enfermedades por tus emociones.
- Tienes mentalidad de pobre y panza.
- Atraes la toxicidad en tus relaciones.
Sin ternura ninguna.
Te dicen que seas el caballo, y a la vez, el jinete generoso con la fusta.
Pues no!
AUTOCOMPASIÓN
Es un propósito de enmienda cariñoso.
Es cuestionarte sin joderte.
Una llamada a la atención, no al autocastigo.
Caer en alguna comparación y que te pongas mal, te va a pasar, y es muy importante lo que haces con esos momentos.
Que si solo te acuerdas al sacar el llavero, puedas decirte:
“Ups! Vah. Me achiqué frente a otros. Me perdono. Reconozco mi valor! Lo haré mejor mañana.”
A ver, que te va a tocar buscarte el valor, pero eso es otra historia.
AMBICIÓN
Desde lograr la paz con lo que es, ver las posibilidades reales (que no bajaremos la marca de los 100 metros, ni escribiremos el nuevo Quijote).
Pero puedes contemplar lo que sí puede ser y prepararte para ir a por ello.
Transformar comparativa en admiración, y desde ahí, ver si eres capaz de caminar para conseguirlo.
— Manu, ¿cómo terminó este caso?
Llevó el embudo e hizo su trabajo.
Ahora ve su valor, que es independiente y diferente al de otras personas.
Se ha extendido por los ámbitos de su vida, abriendo un nuevo universo de posibilidades.
Y es tan, tan joven…
Al felicitarla por su éxito, dije:
“¿Eres consciente que la mayoría de las personas se mueren sin llegar cerca del punto en el que estás?”
Pero no la interesó compararse.
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Un abrazo,
Manu
PD 1: A dejarse tranqui con la vara, lo etiqueto como Permiso. Darse permiso.
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