Porque lo digo yo, que soy tu madre y punto.
Volvemos con otro artículo de la serie de frases de padres, en este caso, de madre.
Para mí, no había versión de padre…
Él, con el tono adecuado de “¡NO!”, me dejaba las vértebras alineadas como las de un marine.
Sobre todo, en esa época, con su bigote de los 80s…
Si tanto lo copiaban narcos y dictadores, por algo sería.
Como hijos, vamos a socavar al eslabón más débil.
Que para mí era mi madre (para mis hermanas no), pero cuando me ponía bien pesao, me soltaba esa sentencia.
La escala del cansinismo desbordante es subjetiva.
Y en ocasiones, ajena para los críos.
¿Qué situación se podría vivir en tu casa en aquella época?
Vamos a analizarla por partes, que es una joya de tres gemas.
“Porque lo digo yo”
El decreto es como el Muro custodiado por la Guardia de la Noche… impenetrable y frío como el corazón de un recaudador de Hacienda.
Demuestra autoridad, pero también autoritarismo y absolutismo.
Nada de pregunta a tu padre, ya se sirve.
La parte positiva, es que te deja callo para ahora que recortan libertades.
Por no repetirme, te lo incluyo en los dos siguientes apartados.
“Que soy tu madre”
Aquí la autoridad de edad o experiencia de vida, escala a autoridad divina.
La creadora, la madre que te parió, te deja claro quién manda.
El miedo más ancestral es el exilio, igual a muerte segura.
Y en criaturicas más aún, la anticipación del abandono se vive con la posible retirada del cariño.
La divina creadora de tu vida, también te la puede arrebatar.
Tu inconsciente te puede estar gritando: “a ver si se me cae toda esa rama del clan…”.
Ya que, lo normal es que la madre se apoye más en su propia familia, por lo que van todos en pack, como las cervezas.
Años atrás estalló la polémica: “Los hijos no son de los padres”.
Uff temazo y medio, lo esbozo:
- ¿No son tuyos cuándo tienes obligación legal (y, según como seas, el compromiso personal y moral)?
Te toca cuidarles y pagar los costes (no sólo los económicos).
- ¿Si que son tuyos siendo sensibles y (más o menos) con capacidad de decisión?
Mira que hay padres abusivos o negligentes.
Lo que me quieras responder, lo pongo en 4 semanas en la web. Argumenta y no insultes, que para eso ya pagamos a los políticos.
“Y punto.”
O “Y punto en boca” o “Y punto pelota”, para los que vivimos los glory days de Espinete.
Ese “y punto”, tapona más oportunidades que la burocracia.
Deja más sueños rotos que irse a Hollywood para actuar.
Cierra más puertas que la vocecilla metálica del ascensor.
Hay momentos, en los que los padres no argumentan:
Ellos ya saben: lo que tú pides, es como ellos dicen.
Tu insistencia los pone en duda como progenitores.
¿No vale su experiencia o conocimiento?
¿Quieres ocupar el lugar que no te corresponde?
Se pierde la paciencia y te paran en seco.
¿Qué harías tú si hubieras vivido la vida de tus padres? ¿Siempre (te) tendrías paciencia?
No poder argumentarte.
Faltan los recursos para explicarte que esto o aquello es peligroso o no se puede abordar.
Lo mismo están tirando de instinto protector, sin necesidad de tener claras las razones.
No querer argumentar.
Lo que hay detrás se oculta, para proteger secretos o preservar tu inocencia.
Estar más quemao que el cenicero de un instituto.
¿No te pasa a ti que en determinados momentos estás a cero de paciencia?
A veces me ocurre, y eso que hice mi trabajito sobre ello.
Sufrimos nuestros momentos de agotamiento y no siempre lo sabe el resto.
Te vuelvo a preguntar: ¿Qué harías tu si hubieras vivido la vida de tus padres con sus circunstancias?
Con todo y con eso, te puede seguir doliendo porque:
Nuestro primer escenario de juegos de poder es la familia.
Y cuantos menos jueguecitos, más poder tendrán sus miembros.
Yo mismo.
Para deshacer estos jueguecitos, yo apelo a tu autonomía interna, y en lugar de:
“Porque lo digo yo que soy tu madre y punto”.
Te propongo que, para reescribir tu pasado, tú me digas a mí:
“Porque lo digo yo que me preocupo y me apunto”
“Porque lo digo yo que me informo y me apunto”
“Porque lo digo yo que me priorizo y me apunto”
“Porque lo digo yo que me ocupo ya y me apunto”
Para ello:
1º te suscribes en el cajetín al final del artículo (por política de privacidad y hacer filtro).
2º me contestas a cualquiera de los emails que te mande.
Un abrazo,
Manu
PD 1: Hasta 3 veces he preguntado si te pondrías en el lugar de tus padres.
Una cosa es no invalidar tu propio dolor, otra negarse a humanizarlos.
Y lo mismo has construido quién eres en torno al resentimiento, pero es una fuente de sufrimiento que te atrapa, reviviendo con proyecciones lo que te pasó (hasta que lo atiendas).
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